Para inicios de 2021, el NFT ya era una realidad en el mercado del arte. Sus primeros pasos los dio por 2017, pero fue hasta este año que llegó a las grandes casas de subastas.
En China, Christie’s subastó en marzo el collage digital Everydays: The First 500 days de Beeple en más de 69 mdd; apenas unos meses después, en Estados Unidos, Sotheby’s vendió la animación Quantum de Kevin McCoy en junio por 1.47 mdd.
Esta historia comenzó a escribirse el 14 de febrero de 2018. Una persona enamorada es capaz de todo, y en la plataforma virtual GIFTO marcó un primer récord para este formato. Una rosa eterna del artista visual irlandés Kevin Abosch se vendió en un millón de dólares.
Luego, todo fue como un tren sin freno. Plataformas como Foundation y Market siguieron las ventas y Nifty Gateway, propiedad de los gemelos Winkelvoss, incluso comerció un NFT de Steve Aoki y Antoni Tudisco por 888 mil 888 dólares.
Fue poco después que el sitio, creado por Duncan y Griffin Cock Foster, hizo una alianza con Sotheby’s en la que vendieron piezas como The Pixel y The Switch, de Pak, en 1.35 y 1.44 mdd respectivamente.
Ahora Christie’s prepara una nueva subasta en Hong Kong titulada No Time Like a Present, que del 17 al 28 de septiembre pondrá en disponibilidad obras de Larva Labs, como es CryptoPunk 9997 y Meebit #6337.
Mientras tanto, para México este sector parece algo ajeno aún estos días.
Morton realizó a finales de junio apenas la primera subasta en América Latina de criptoarte: el video Viva, de Juan Carlos del Valle, quien en entrevista para La-Lista, indica que al ser una novedad en la región, causó curiosidad e incertidumbre. Sin embargo, luego de ello han sido pocos los esfuerzos por promover este nuevo formato entre los artistas y coleccionistas.
“Muchísimos no le entendían ni entienden todavía, y había esa incertidumbre de ponerla en subasta y que no se vendiera”, representando un nulo interés por este tipo de arte, uno de los temores tanto del creador como de la casa, aseguró el autor de Viva.
Pero solo fue el miedo, pues frente a los 35 mil pesos de precio de salida, la obra digital alcanzó 110 mil 880 pesos, valor que está en la media de los precios de Artcrypted Gallery, uno de los primeros espacios dedicados a la promoción y venta de creaciones digitales, dirigido por Mónica Zamora y que cuenta con una muestra de más de 30 artistas. Fuera de ello, son únicamente algunos colectivos los que han buscado explorar las posibilidades de estos nuevos formatos.
Artcrypted Gallery es un espacio ubicado en Polanco que fue inaugurado el 24 de junio de este año, el mismo día de la subasta de la pieza de Del Valle, pero no tienen relación entre sí ambos sucesos.
“Desde antes ya teníamos la construcción de la galería y ya habíamos tenido ventas y subastas en Binance (plataforma de comercio basado en blockchain), lo que pasó con Morton no es una motivación para nosotros”, afirma en entrevista para La-Lista Mónica Zamora.
Este espacio, de acuerdo con la gestora cultural, surgió ante la complicación que tiene el criptoarte para entrar en el mercado artístico, tanto por la inmaterialidad como por el antiguo problema de saber quién posee una pieza virtual original.
Aunado a ello, buscan apoyar a artistas emergentes o creadores tradicionales que quieran involucrarse en el arte virtual, pues es más fácil que los creadores de arte físico entren en una galería.
“El criptoarte es diferente porque al momento de que tú ya estás vendiendo un código, una imagen digital, estás también yendo en contra o rompiendo el paradigma de que lo físico está por encima de lo virtual”, dice.
Para Zamora, en el pensamiento tradicional, a una obra de arte material como una pintura o una escultura siempre se le da un mayor valor simbólico o económico que a una imagen que se proyecta sobre una pantalla.
Y es justo ahí que se encuentra una de las mayores críticas a estas obras, ya que cualquier persona podría descargarla y tenerla. P
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